En el mundo de la literatura infantil y juvenil, pocos nombres resuenan con tanta fuerza como el de J.K. Rowling, la creadora de la serie de libros de Harry Potter. Sin embargo, lo que muchos no saben es que la inspiración para esta icónica saga surgió durante un viaje en tren desde Manchester a Londres en 1990. Rowling, enfrentando desafíos personales y profesionales, encontró en la escritura un refugio y una salida creativa.
El personaje de Harry Potter, un joven mago con una cicatriz distintiva, llegó a la mente de Rowling casi como un relámpago de inspiración. Este momento no solo marcó el inicio de una de las series literarias más exitosas de todos los tiempos, sino que también representó un punto de inflexión en la vida de Rowling, quien en ese entonces luchaba por superar una etapa difícil de su vida personal.
La historia de Harry Potter es más que una serie de aventuras mágicas; es un testimonio del poder de la resiliencia y la imaginación. Rowling transformó su adversidad en una fuente de inspiración, creando un mundo donde los valores como la amistad, el coraje y la lealtad son fundamentales.
Este viaje en tren no solo dio vida a personajes y escenarios que encantarían a millones, sino que también demostró cómo los momentos más inesperados pueden dar origen a las ideas más extraordinarias. La historia de J.K. Rowling y Harry Potter sigue siendo un recordatorio inspirador de que los grandes proyectos a menudo comienzan con pequeños chispazos de creatividad en los momentos más sorprendentes.